18 de enero de 2007

India

Varanasi-Khajuraho-Taj Mahal

La ansiada llegada a Varanasi, o Benarés, se produjo por la mañana tras haber compartido estos días de tren con vecinos con los que apenas pudimos intercambiar unas palabras ya que nadie en nuestro vagón hablaba ni un poquito de inglés, así que tirando del diccionario de Hindi pudimos al menos decir: hola, yo llamar Iñaki, India bonito ser, etc,...

El caos en la estación ya decía mucho de lo que nos íbamos a encontrar, unas interminables bocinas contaminaban el ambiente y se unían en homogénea fusión con el seco polvo levantado uniforme por los distintos elementos de transporte: animales, bici-taxis, ricksaws, taxis, motos, vanettes, etc, etc, etc,... los obstáculos añadidos en el camino, el estado de la calzada, las vacas en medio, que aunque aquí si que son sagradas todas pertenecen a alguien y las golpean duramente para que se aparten... A pesar de todo, Varanasi tiene un atractivo especial, aquí llegan personas de todo el país a darse un bañito en el Ganges sagrado...

Todas las mañanas a eso de las 6.00h. la gente se agolpa en los llamados Ghats (orillas artificiales con escalones) para limpiar y purificar su alma...y tendrá que ser el alma, ya que teniendo en cuenta que desde su nacimiento en los himalayas hasta aquí hay más de 1.000 km el agua llega bastante sucia... El ambiente es increible, un crisol multicolor de "saris" arriba y abajo, y esa sensación de estar entre almas puras gratifica, pero ahí reside el problema de los indios, una vez bañado el alma, ya no importa ser cabrón.

En estos mismos Ghats todas las tardes se celebran unos rituales con música, cánticos, incienso, etc,... en agradecimiento al Río; También hay otros Ghats donde se incineran los cadáveres, el olor a churruscao te quema la pituitaria y el humo se mete en los ojos como si los mismísimos difuntos con alambres te arrascaran... buf! tras un intento de estafa por parte de una bruja visionaria y sus secuaces compinches, salimos de la zona angustiados con la sensación de ser observados por toda la multitud... Justo coincidiendo con mi cumpleaños se celebraban elecciones municipales, y francamente uno de los mejores regalos, si no el único, fue que en día de elecciones no pueden circular nada motorizado por las calles..... buuufff! pero que delicia, tras llevar algo más de un mes en India no había tenido todavía la sensación de sosiego en mis oidos... Los niños jugando a cricket por las calles sin carros... el cricket es el deporte Rey en India, en todo el país se practica y en cada partido de la selección hay casi un paro estatal...

Despues de una corta semanita en Varanasi comenzamos una nueva marathon, salimos en un tren nocturno hacia la estación de Satna desde donde compartiríamos un taxi con unos simpáticos belgas para llegar a Khajuraho, sin duda alguna los Templos más atrevidos del mundo... Khajuraho es un complejo de construcciones Hindu-medievales de entre el siglo X y el XII que sirvió de capital a la dinastía Rajput, fervientes seguidores del culto tántrico... Los enormes templos de piedra muestran sin tapujos infinidad de escenas eróticas, penetraciones, felaciones, sexo en grupo, zoofilia, etc, etc, etc,... y es que esta corriente Hindu, a pesar de las malas interpretaciones dadas por occidente y por el mundo musulmán, creen en la satisfacción de los deseos terrenales como un paso adelante en la consecución de la liberación total y posteriormente el Nirvana... Los templos en su mayoría están dedicados a la divina trinidad Hindu, es decir, Brahma, Vishnu y Shiva, aunque también se ven representaciones de otras divinidades como Ganesha, u otras formas divinas como los Devas (especie de espíritus tipo ángeles o hadas).

Tras la visita diurna a los templos proseguimos el viaje, esta vez en un autobús que decir de tercera clase sería enaltecerlo inmerecidamente... Posiblemente es la disputa más grande que he visto en toda mi vida para pillar un asiento... Afortunadamente nosotros nos subimos en la primera estación, ya que paramos en un pueblo donde la gente en masa se dirigía hacia el autobús, al parar, el chófer y el cobrador apuntalaron las puertas con unas tablas con el fin de poder organizar, pero fue imposible... familias que metían niños por la ventana, empujones, tirones de pelo, bebés volando (sí, sí, volando!), tortas, gritos,... el asalto al bus fue terrible, calculé más de 100 personas en aquel vehículo, tras la tormenta llegó la calma, a los minutos todos amigos, había gente dormida de pie, y es que, no temían a caerse, más bien no podían...

Demoraríamos unas 6 horas en llegar a medianoche a Jhansi donde tomaríamos otro tren nocturno hacia Agra, ciudad horrible donde las haya, posiblemente es uno de los destinos indios más visitados gracias al archiconocido Taj Mahal, pero la ciudad es muy poco acogedora y ademas tiene el río contaminadísimo... La suerte de llevar días sin dormir en un hostal y viajando en tren por la noche, fue que llegamos aquí justo a la hora de ver el hermoso amanecer por la parte trasera del Taj Mahal... todo un espectáculo...

Más tarde, y en contra de nuestras primeras intenciones decidimos entrar, previo pago de una astronómica cifra (para ser India), en el susodicho templo... Y es que una vez aquí, es necesario contemplar con detalle la mayor construcción de la historia hecha por amor... Durante el siglo XVII el emperador Mogol Shah Jahan perdió a su mujer favorita que infelizmente falleció mientras daba a luz a su decimocuarto hijo, tal fue la tristeza del Shah que mandó construir el palacio más hermoso de todos los tiempos... Cuenta la leyenda que el emperador no contento con los resultados iniciales envió a matar a la mujer del arquitecto con el fin de que éste pudiera expresar en la obra su mismo pesar...

Y así resultó esta maravilla del mundo, construida con mármol y piedras preciosas de todo oriente... tal fue el gasto del emperador que se quedó arruinado y uno de sus hijos lo derrocó... al menos, lo hizo prisionero en el mismo templo y pudo contemplar hasta el final de sus días su maravillosa obra.

Bueno, a pesar de que me gustó mucho, creo que una vez visto no vale la pena regresar hasta aquí de nuevo... Ya por la noche nos volveríamos a meter en un tren con destino Rajasthán.