5 de junio de 2006

Perú

Cusco-Machu Picchu


El viaje desde Lima hacia Cusco fué toda una odiséa, ya que decidí ir vía Ayacucho una ciudad que bién podría ser Teruel... La verdad el único aliciente está en visitar las ruinas de Wari, una civilización anterior a los Incas y posiblemente una de las más antiguas de América, que dejaron un escaso legado de construcciones bastante deterioradas ya y algunos utensilios como punzones, flechas, vasijas, etc,... Desde Ayacucho agarré un autobús "cómodo" (en Sudamérica esta palabra significa económico, por lo tanto de confortable nada...) que me llevaría por los desfiladeros más imposibles a Cusco en 22 horas, más vale que las ruedas eran de bus-cross... Conforme iba aproximándome a la ciudad me iba dando cuenta de que el largo viaje valía la pena, el paisaje se hace cada vez más verde, las montañas protegen con su exuberante presencia el "ombligo del mundo", significado de Cusco en lengua Quechua.Tengo que deciros que mi primera sensación al llegar a Cusco fué muy positiva debido a la terrible similitud que tiene esta tierra con Chiapas, primero el frío, luego el paisaje, el estilo colonial, las ruinas de sus primeros habitantes, las mujeres con sus trajes tradicionales, el uso de lenguas indígenas, la sencillez de la gente,... aunque también hay otros parecidos no tan agradables como el turismo masificado, la explotación infantil o la pobreza.La ciudad tiene varios lugares que visitar, en la misma Plaza de Armas se encuentra la Catedral y el Templo de la Compañía de Jesús, en los se puede apreciar como tras la llegada de los Españoles éstos construyeron sobre los mismos muros incas dejando la huella de la conquista en los propios edificios... El barrio de San Blas es un conjunto de calles estrechas y empinadas en el que antiguamente residian los artesanos y hoy en día están la mayoría de los locales de artesanía; También es imprescindible visitar "la piedra de los 12 ángulos", famosa por el perfecto ensamblaje de sus esquinas en las que no cabe ni un alfiler... Cerca de Cusco (a 20 min. caminando) están las ruinas de Sacsayhuamán, lugar de veneración de las divinidades Incas como Inti (Sol), Quilla (Luna), Chaska (Estrellas) o Illapa (Rayo), en las que cada año por el solsticio de invierno (24 de Junio) celebran la fiesta del Inti Raymi o Fiesta del Sol.Después de estos días en Cusco decidí ir hacia una de las maravillas de mundo... y también la razón principal del éxito del turismo en Perú... Machu Picchu. La verdad es que no es nada fácil ni mucho menos económico, así que desde mi propio hostal me fuí en un colectivo paseando por el Valle Sagrado de los Incas, una maravillosa explanada entre estas abruptas montañas donde actualmente los lugareños perpetuan sus ancestrales tradiciones, hablan Quechua, visten trajes tradicionales y su economía aunque actualmente incrementada por el turismo (artesanías, tejidos de alpaca,...) depende básicamente de la ganadería: llamas, vicuñas, ovejas, cuys... y de la agricultura: principalmente maiz (bendecido por el gran Río Urubamba). Aquí pude visitar las ruinas de Pisaq y las de Ollantaitambo (lugar de descanso). Desde Ollantaitambo se agarra el tren que te lleva a Aguas Calientes, última población antes de encarar el imponente Machu Picchu (montaña vieja).Me levanté a las 04.45h. con el fin de poder llegar al santuario antes que la masa, la subida se presentó bastante dura al inicio, pero más tarde conforme iba dejando atrás a mis jóvenes compañeros me dí cuenta de que estoy en mejor forma de lo que pensaba... Llegué a eso de las 06.15 y a pesar de no ser el primero pude disfrutar de este increible lugar en plena paz... Machu Picchu apareció ante mis ojos de manera mágica, recompensando con su brutal energía el gran esfuerzo de la subida; Creo que la primera luz del día junto con la neblina, el silencio y la quietud hacían mi percepción más gozosa si cabe, caminé entre las llamas que me miraban con la misma indiferencia que las vacas cuando pasa el tren, y me perdí por entre los lugares que todavía desconocía su significado... Más tarde, ya con el grupo, recorrimos las ruinas informándonos con una excelente guía de cada lugar, de cada significado, de cada Templo,... Tras esta visita guiada, la neblina se empezó a disipar y el Gran Inti nos regaló con sus cálidos rayos un hermoso día... Ya recuperadas mis fuerzas, decidí ir más alto y casi rozar el cielo con la yema de mis dedos y subí al Wayna Picchu (montaña joven), esa montaña que aparece en todas las fotos de Machu Picchu, otra horita más de esfuerzo pero también recompensado por las maravillosas vistas... El único problema que tuve fué el vértigo a la hora de bajar, ya que a pesar de haber escalones de piedra, estos eran demasiado empinados y mis varillas temblaban debido al esfuerzo, así que decidí bajar al estilo "culing"... soy un caguica.Disfruté del día al máximo y tras llegar entrada la tarde a Aguas Calientes me reconforté al saber por qué el pueblo se llama así, y es que dispone de unos baños termales en los que pude soltar tensiones y relajarme acabando este maravilloso día de la mejor manera... en una gran bañera.De vuelta en Cusco tuve una experiencia chamánica más, esta vez experimenté San Pedro en las montañas de Sacsayhuamán junto con el Maestro José Pineda Vargas. No me voy a extender mucho, pero a diferencia de la ayahuasca, este cactus proporciona una visión mucho más clara de las cosas, no llegas a estar mareado, ni vomitas, ni ves luces,... al contrario tu consciencia es mucho mayor y llegas prácticamente a entender el sentido de la vida... Lo peor en mi caso fué el regreso a la ciudad, ya que enseguida perdí esa conexión con la naturaleza y esa energía negativa que toda ciudad tiene enturbió mi visualización, así que al día siguiente no pude contrastar mucho en mi charla con el Chamán, en cualquier caso, la charla con él valió la pena, ya que es una persona muy especial y pude entender con claridad cosas que antes tenía en duda... El San Pedro no es un alucinógeno o una purga, es una planta sagrada, un cactus, usado en Los Andes con fines curativos. La mayoría de la gente lo toma a modo de cura emocional, pero además es usado para curar problemas físicos. El San Pedro nos reconecta con nosotros mismos y también con la Pacha Mama (Madre Tierra). La planta es un Maestro que nos instruye, un regalo de la naturaleza que nos ayuda a curar, a crecer, a aprender, a estar alerta, y a encontrar estados más elevados de verdad y consciencia.Para salir de Cusco tuve otra odisea, esta vez fué una huelga de campesinos en contra del TLC (tratado de libre comercio con EEUU), estuvimos parados 20 horas más de 40 autobuses...la carretera estaba cortada y las barricadas se multiplicaban a medida que te acercabas (caminando) al pueblo; La verdad es que a pesar de haber perdido un día en el medio de la nada, la experiencia fué buena y pude conversar con los nativos del lugar (Sicuani)... despues de 26h. llegué a Puno, ciudad peruana a orillas del lago Titicaca, por el que navegué para visitar las islas flotantes de los Huros; Son unas islas artificiales hechas con las "totoras", unas plantas tipo caña que cada año van rellenando; La sensación al pisar es de fragilidad, pero son bien sólidas... Aquí viven exclusivamente del turismo, ni siquiera los actuales nativos son Huros, aunque antiguamente se dedicaban a la pesca y a la caza de aves... destacan por su bonito diseño las embarcaciones tipo vikingo hechas también de totoras...Finalmente abandoné el grandioso Perú dirigiéndome a la Isla del Sol en el Titicaca boliviano...

2 comentarios:

kkdlvkpk dijo...

Mola Matxu Pitxu. Siempre he soñado con sitios de nombre tan sonoro como ese y otros como: Samarcanda, Zanzíbar, Tombuctú, Essaouira, Mombasa, Kuala Lumpur, etc.
Poco a poco voy tachándolos de mi lista conforme los visito. Algunos responden a las expectativas; otors no llegan ni de lejos. Parece que Este de Perú lo supera. Te pediré planos y reseñas para llegar...
Un abrazo gordo de oso

Jose

zaratustra dijo...

Feliz inti raymi, feliz año nuevo.