5 de febrero de 2006

México


Zitácuaro-Angangueo-El Rosario


Ufff! Qué grata sensación volver a sentir aire fresco de nuevo... y de qué manera! Agarré un camión en Ciudad de México y me vine al estado de Michoacán donde llegan desde Canadá estas bellas mariposas llamadas "Monarca ", después de haber dejado los huevicos en el camino y recorrer 4.000 km. para disfrutar y descansar en estas maravillosas tierras de montaña sitas a 3.500 m. de altitud entre bosques de abetos. Mi viaje no fue menos ajetreado, ya que tras las tres horas del viaje a Zitácuaro, agarré un autobús escolar que me acercó a Anganguéo y de ahí otra "combi" de las de "al filo de lo imposible"( o sea riesgo máximo y precipicios que era mejor no mirar abajo...), nos apeamos arriba y subimos unos 3/4 de hora hasta que al fin llegamos al santuario de El Rosario, la verdad es que al principio me llevé una pequeña desilusión, porque aunque había mariposas me esperaba algo más... todavía estaba nublado.... de repente apareció el Rey Sol y el espectáculo comenzó con él, cientos, miles de mariposas se dejaron caer de los racimos en los que descansan y todo el espacio se llenó de Monarcas pareciendo aquello un delirio policromático en pleno auge alcanzando el éxtasis a medida que el calor apretaba... Hay un dicho que dice que ver una mariposa es ver a alguíen que está pensando en tí, también en las fábulas animales representa al simbolo del disfrute y la felicidad... Yo personalmente amé su errático vuelo, su caprichoso aunque simétrico diseño, fieles al sol de cada día, gráciles en su movimiento y hermosas en su despliegue.

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